domingo, 7 de diciembre de 2008

CATALOGO MUSEO MAGUNCIA




























CRITICA DE CESAR MAGRINI


TEATRO Y PINTURA


Entre las artes que son fruto de la creación, ni las literaturas ni las plásticas necesitan de intermediario alguno para su comprensión y su valoración, a diferencia de las musicales, que exigen un intérprete para darse a conocer. Empero, hay ciertas sutilezas estilísticas entre el drama y la tragedia, y su transposición al expresionismo visual. Por eso me ha sorprendido, aunque positivamente, haber descubierto ese parentesco entre el monólogo de comienzos del tercer acto del “Hamlet” y la pintura de Fabián Mowszowicz, talentoso pintor uruguayo de extraordinaria calidad.

Aclaro, antes de terminar con estas reflexiones, que me he negado siempre a traducir, sobre todo por el contexto que acompaña a esa frase primera, “to be or no to be”, como el ya sacramental “ser o no ser”, en lugar de lo que a mi juicio corresponde, “existir o no existir”, ya que el protagonista medita acerca de lo que lo preocupa y amarga la propia existencia.

Las obras de este creador plástico son, en el mejor sentido del término, teatrales. Formas las de sus cuadros, que vacilan antes de decidirse a confirmar su empuje o sus equívocos, y color polivalente, en una paleta que recorre los mas variados estados de animo, ya sea que el color actúa decididamente, ahondando así la intensidad de los mismos sentimientos que se suceden en una pugna que es otra vez existencial. Y esto es notable, y por demás significativo, en una tela que, como la suya sabe andar por los senderos artísticos más opuestos y más comprometidos, y en una constante lucha por subsistir. Son rasgos de estilo que responden a un temperamento que se divide entre la sombra y la luz siempre opuestas y también siempre sonoras, pues se hacen oír en sus acuerdos y en sus disensiones, tanto las formales como las tonales. Que son a su vez, las claves que apuntalan y sostienen un arte pictórico que, como el suyo, sabe de una madurez y de una particular hermosura de lo nacido del corazón y que transita, como lo demuestra en cada cuadro, por los difíciles senderos del dolor espiritual, que es también la fecunda materia prima de esa forma y de ese color, que así concretados alcanzan un esplendor tan perdurable como valioso.



Cesar Magrini

CRITICO DE ARTE

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